Por Kerry Caberga En una escena que parece sacada de un reality show, el presidente Donald Trump transformó este martes los jardines de la...
Por Kerry Caberga
En una escena que parece sacada de un reality show, el presidente Donald Trump transformó este martes los jardines de la Casa Blanca en un improvisado concesionario de Tesla. Con un despliegue digno de un comercial televisivo, Trump posó junto a cinco relucientes vehículos eléctricos de la marca, acompañado por su "Primer Amigo" y CEO de Tesla, Elon Musk.
El mandatario, conocido por su estilo desenfadado y su habilidad para generar titulares, no decepcionó. Tras inspeccionar los modelos, se subió a un Tesla Model S rojo, exclamando: "¡Guau, es hermoso!" mientras Musk, en el asiento del copiloto, le explicaba cómo funcionaba el vehículo. Trump incluso bromeó con la posibilidad de darle un "ataque al Servicio Secreto" si decidía acelerar.
Pero más allá de las risas y los flashes, el evento tuvo un objetivo claro: rescatar a Tesla de su caída en bolsa, que ha borrado más del 50% de su valor desde diciembre[5]. Trump, en un gesto de apoyo inusual para un presidente en ejercicio, anunció que compraría un Model S "sin descuentos" y lo dejaría en la Casa Blanca para uso de su personal.
Un comercial presidencial
El evento no solo fue una exhibición de vehículos, sino también un discurso de ventas. Trump, con la habilidad de un vendedor experimentado, detalló los precios de los modelos y las opciones de financiamiento, como si estuviera en un concesionario. "Los Teslas se pueden comprar desde $299 al mes o $35,000", declaró, mientras sostenía una lista de precios.
El presidente incluso se atrevió a comparar la experiencia de conducir un Tesla con la de manejar un carrito de golf, lo que sin duda dejará a los ingenieros de la compañía rascándose la cabeza.
Un gesto con tintes políticos
Este despliegue no solo fue un intento de impulsar las ventas de Tesla, sino también un claro mensaje de apoyo a Musk, quien ha enfrentado críticas por su papel como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Desde su nombramiento, Musk ha implementado recortes masivos en el gobierno federal, lo que ha generado protestas y un boicot contra Tesla.
Trump, sin embargo, defendió a su aliado, calificándolo como "un gran patriota" y asegurando que no se le puede penalizar por serlo.
¿Conflicto de interés?
El evento no estuvo exento de polémica. Expertos en ética cuestionaron la ética de un presidente promoviendo abiertamente un producto de una empresa privada, especialmente cuando el CEO es un colaborador cercano. Sin embargo, Trump parece estar más preocupado por la imagen de Musk que por las normas éticas.
En resumen, Trump ha demostrado que no solo es un líder político, sino también un agente de ventas de primera; y Tesla puede agradecerle por el impulso mediático, aunque quizás no tanto por las comparaciones con los carritos de golf.
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